Tu gloria nació casi con el siglo, de la mano de la ilusión de unos pibes con la complicidad de un cura de aquellos, trabajaron el terreno, lo limpiaron, hicieron de madera y chapa un vestuario, y hasta una pequeña tribuna para aquellos primeros socios.
Transcurrió el tiempo y en ese transcurso vino el crecimiento, y llego el nombre familiar que quedara en la historia, eras el Gasómetro de
Fue nuestro hogar, nuestra casa, fue el cobijo de varias generaciones que aun lo lloran y el recuerdo de otras generaciones que lo añoran.
En una tarde gris, templada y húmeda de fin de primavera en silencio nos dijo adiós, hizo como hacen los padres con los hijos que sabiendo que mañana no estarían nos despidió como siempre sin decir nada, fue el ultimo día que tus tablones nos recogieron, que tu césped hizo de alfombra para la numero 5, y que los hilos de las redes se convirtieran en lagrimas silenciosas. Nunca mas las cuatro torres, ni el Sector Urso, ni
El silencio se apodero de
Muchos traidores enarbolaron la bandera de la modernidad en el Bajo Flores, idiotas útiles que traicionaron a la historia con fantasías de un estadio cubierto para 200.000 personas y el desarrollo de la zona sur, esa que no nos identifico jamás, pero ellos compraron y a nosotros nos vendieron.
Había llegado la hora y los muy hijos de puta tal como lo hiciera el mismísimo Judas te vendieron por un puñado de monedas al mejor postor, te descuartizaron, te usaron de chatarra, de andamios y de todo lo que pudieron, se cagaron en tu alma y en tu historia.
Entre tanto en el barrio y en toda la ciudad muchas lagrimas se ocultaban, muchas almas esquivaban el paso obligado por la avenida, mucho dolor Cuervo en la ciudad y tambien dolor ajeno de los amantes del futbol que habían perdido el estadio de los grandes encuentros.
Hubo dos damnificados, uno fuiste vos mi viejo estadio de mis años juveniles y el otro fue la gente, pero dicen que el tiempo todo lo cura y quizás sea verdad, hoy las calles siguen cerradas y la tienda francesa usurpando tu espacio, hicimos otra casa, y nos fue bien, pero como el tiempo todo lo cura, esta herida que no ha cicatrizado aun se tiene que curar, pero no habrá ni medico ni especialista que lo logre, la cura vendrá de una receta casera, si de esas que los médicos reniegan, de esas que usaron las abuelas, y esa receta es el reencuentro con nuestra identidad, esa que aun no nos arrebataron, y que sigue viviendo en nuestra pasión azulgrana que nació con vos mi viejo estadio de Av.
Volveremos y reconstruiremos el templo mayor del futbol argentino, quizás no sea mañana, ni pasado, tampoco será de madera, no tendrá las cuatro torres, pero volverá a estar en Boedo, en nuestra Tierra Santa.
JGC
EL 2 DE DICIEMBRE DE
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